En Ecuador, la desnutrición crónica infantil sigue siendo uno de los problemas de salud pública más graves, afectando al 27% de los niños menores de 2 años. Esta cifra es aún más alarmante entre la población indígena, donde el 39% de los niños padecen esta condición.
La desnutrición crónica no solo impacta el crecimiento físico de los niños, sino que también tiene consecuencias a largo plazo en su desarrollo cognitivo, educativo y productivo. Los costos asociados a la malnutrición, incluyendo gastos de salud, educación y pérdida de productividad, representan un 4,3% del PIB de Ecuador.
UNICEF, junto con el Ministerio de Salud Pública, está trabajando para combatir esta situación a través de iniciativas como la normativa Establecimientos Amigos de la Madre y del Niño (ESAMyN), que promueve prácticas saludables durante el embarazo, parto y postparto. Además, se enfoca en la importancia de los primeros mil días de vida del niño, que son cruciales para prevenir la desnutrición crónica.
La lucha contra la desnutrición en Ecuador requiere un enfoque multidimensional que aborde sus múltiples causas, incluyendo el acceso a agua potable, saneamiento e higiene, y la disponibilidad de servicios de salud y nutrición adecuados. Con el apoyo de organizaciones internacionales y la implementación de políticas públicas efectivas, Ecuador busca mejorar la calidad de vida de sus niños y asegurar un futuro más próspero para las próximas generaciones.