Paola Roldán, la mujer que consiguió la despenalización de la eutanasia en Ecuador, falleció el lunes. Padecía esclerosis lateral amiotrófica desde hace cuatro años.
QUITO — Poco más de un mes de conseguir la despenalización de la eutanasia en Ecuador, falleció el lunes Paola Roldán, quien estaba afectada de una enfermedad incurable y catastrófica conocida como esclerosis lateral amiotrófica desde 2020.
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Un comunicado suscrito por Francisco Roldán, padre de la fallecida, informó a la opinión pública «sobre el fallecimiento de nuestra amada Paola”, cuya lucha por el derecho a una muerte digna y compasiva “ha dejado un impacto perdurable en nuestra sociedad” y un cambio significativo en la legislación ecuatoriana.
Añadió que Paola partió de este mundo en paz, rodeada de su familia, con un “les amo” dedicado a quienes la acompañaron. Pidió respetar su «privacidad en este delicado momento”.
Poco antes, uno de sus abogados, Farith Simon, confirmó el deceso y aclaró que la familia no había dado detalles de la muerte. Por tanto, no se conoce si fue producto de la enfermedad o por decisión propia.
Roldán, de 42 años, permanecía postrada en una cama en su casa, conectada a un respirador y con asistencia permanente, debido a que la enfermedad había eliminado su capacidad de usar sus músculos, lo que obligaba a alimentarla por vía intravenosa.
Después de meses de lucha legal ante la Corte Constitucional, Roldán, logró que el 7 de febrero ese Tribunal, el de mayor jerarquía en materia de interpretación constitucional, despenalizara por primera vez la eutanasia en Ecuador.
Dio, además, un plazo de dos meses al Ministerio de Salud para elaborar un reglamento sobre la eutanasia.
Al conocer el veredicto, Roldán había dicho que “recibo esta noticia muy conmovida y con alivio, hubo días en que pensé que nunca iba a escuchar el resultado de esta demanda”.
A mediados de enero, la mujer relató que entre Navidad y Año Nuevo estuvo a punto de morir docenas de veces por atoramiento y que incluso recibió los santos óleos, según contó en su cuenta de X, antes Twitter, mientras urgía a los magistrados de la Corte a que emitieran una respuesta a su pedido.
En su última publicación en Twitter ante de conocerse su muerte, escribió que su “mayor anhelo es dejarle a mi hijo un mundo más solidario, compasivo, amoroso y colaborativo”. En esa red social ella se describía como «como activista por una vida y muerte digna».