En un estudio reciente, científicos del Grupo de Investigación en Etología Comparada y del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd (Hungría) pusieron frente a frente la inteligencia de perros y gatos a través de una serie de pruebas idénticas para uno y otro bando. Las conclusiones fueron publicadas en Scientific Advances.
«LA TAREA PARECÍA MUY SENCILLA. COLOCAMOS DOS RECIPIENTES EN EL SUELO, UNO DE LOS CUALES CONTENÍA UNA RECOMPENSA DE COMIDA. EL EXPERIMENTADOR SEÑALABA SIEMPRE EL RECIPIENTE CON CEBO Y EL SUJETO PODÍA ELEGIR. EN GENERAL, LOS PERROS DEMOSTRARON SER MÁS HÁBILES: ENCONTRABAN LA RECOMPENSA CON MUCHA MÁS FRECUENCIA QUE LOS GATOS», AFIRMA MELITTA CSEPREGI, COAUTORA DEL ESTUDIO. «ADEMÁS, LOS GATOS SE VOLVIERON GRADUALMENTE MENOS DISPUESTOS A ELEGIR, MIENTRAS QUE LOS PERROS SE MOSTRARON DESEOSOS DE TRABAJAR DURANTE TODA LA DURACIÓN DE LA PRUEBA».
En vista de que los gatos parecían tener desventaja en entornos desconocidos, los investigadores realizaron otra prueba con felinos que se encontraban en casa. Sin embargo, el resultado, derivado del mismo ejercicio, siguió poniendo a los perros en superioridad al momento de encontrar soluciones.
Entonces ¿son más inteligentes los perros o los gatos? La respuesta es sencilla: depende. Como ocurre con los seres humanos, las áreas de desempeño de los individuos varían de acuerdo a sus oportunidades y necesidades. Las herramientas de una especie son distintas de la otra y por eso, cada una es la más inteligente en su propio ámbito.
